lunes, 8 de diciembre de 2008
sábado, 25 de octubre de 2008
Talento para chillar
lunes, 6 de octubre de 2008
Día Mundial del Correo


martes, 30 de septiembre de 2008
Lentes... otra vez



jueves, 25 de septiembre de 2008
El poder del anillo
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martes, 9 de septiembre de 2008
Cumpleaños del otro blog

jueves, 14 de agosto de 2008
Silvia Navarro y los rehiletes

lunes, 23 de junio de 2008
Semana de la honestidad
martes, 27 de mayo de 2008
Triste historia de un hoyo
Vi también árboles llenos de manzanas rojas, horizontes de cerros y montes limpios, intactos, ajenos a la contaminación, a las crisis económicas, al aumento galopante de los precios en los alimentos, ajenos de los políticos corruptos y de la difícil vida adulta en la gran ciudad.
martes, 13 de mayo de 2008
28, 29...
Han sucedido muchas cosas desde que dejé que este blog se llenara de polvo virtual, como las libretas viejas, como los diarios que guardamos en el cajón cuyas hojas se cubren de amarillo olvido. La vida en el mundo no ha dejado de agitarse: Verónica y su golpeador Gallito Feliz son de nuevo madre e hijo; el petróleo y la energía son temas tan polémicos como los salarios de los gobernantes priístas, las paredes que escurren de tanto calor, están por celebrarse el día mundial del internet (¡festejemos si es que estamos haciendo uso de él!), el día mundial de los Museos y el día internacional contra la homofobia, aunque existen aún millones de personas que no pueden acceder a los museos, que aun no conocen ni siquiera una computadora, y que siguen discriminando la sexualidad de los demás.
Hugo Sánchez se fue y su silla sigue vacía, las Chivas van de super líderes y yo he sanado mis más oscuras y densas vibras gracias a una gran experiencia donde fui limpiada de pies a cabeza. Definitivamente la vida no es igual después de eso.
Yo tenía mucha fe en mis 28 años; hace un año estaba verdaderamente emocionada porque sabía que esta etapa de mi vida, la de mis favoritos números pares, sería completamente inolvidable: no me equivoqué. Lo malo es que nunca me imaginé en que sentido serían inolvidables.
Afortunadamente en la marejada de cambios que he vivido los ángeles no se han movido de mi. Estóicos, invencibles, están ahí en todo momento, recordándome que, aunque quisiera, no puedo ir jamás hacia atrás, que debo evolucionar, crecer, mientras mi entorno también se mueve, tambien cambia... y nada volverá a ser igual jamás. He aprendido a no arrepentirme de mis momentos, y estoy aprendiendo a sobrellevar las responsabilidades que esto implica.
Mis 29 están cerca, como cerca está el cambio que todos deseamos para nuestro país. Ojalá que lleguen para bien... ojalá.
martes, 29 de abril de 2008
ONLINE!

Como algunos saben, mis ratos de ocio los he dedicado irremediablemente, desde mis años mozos hasta mis casi 30 años, a ver televisión.
Resultado de esta colección de recuerdos absurdos que se quedan almacenados en algún punto de mi memoria ram, surgió el blog Ratona de televisión: Memorias de una teleadicta. Hoy, gracias al esfuerzo de Eva, la responsable de la página editorial La Gazeta y su programación de radio, aparece y reaparece el espacio de Ratona de Televisión en versión radiofónica, sintonizada vía internet.
¡¡
¡Escucha el promo!!!Así que los invito a escuchar una cascada bárbara de recuerdos absurdos sobre un tema común entre la gran mayoría, la televisión, y todo aquello lo que a lo largo de muchos años hemos obtenido de ella.
Todos los Miércoles de 6 a 7 de la noche hora de México, Ratona de Televisión a través La Gazeta (http://www.lagazeta.org/), este 30 de abril con un programa del día del niño especial para quienes lo fuimos hace muuuuuuchos años...
lunes, 24 de marzo de 2008
Las molestias de Saturno

Se rumora en los cielos y los recovecos astrológicos que la influencia de Saturno está poniendo a la humanidad con los pelos de punta en este primer trimestre del año, y si alguno de ustedes no está sufriendo los estragos de este trance planetario ¡avísenme!, serían las primeras personas en estar protegidos con una especie de súper escudo... y los envidiaría bastante.
Tengo la impresión de que somos víctimas de alguna fuerza natural que nos está agite y agite cual martini celestial. Todo el mundo anda revuelto, vaya, ni Hugo Sánchez se ha escapado de la suerte astral que nos tiene a todos o enfermos, o malvibrosos, o deprimidos, o como los Tiburones Rojos, meneándonos en la tablita para no irnos al descenso.
Para algunos, ni las vacaciones ni la llegada de la primavera (¡¡¡maldita estación psicópata!!! dicen los afectados por el vuelo del polen y el cambio en el aire) mitigaron los estragos; pasar algunos días en la playa fue como un suicidio (uno nunca está ajeno de los tumultos, de los niños que le devuelven al mar algo de lo mucho que nos ha dado, de las chanclas fugitivas, de los moscos que obstruyen una relajada vista al atardecer...), pasar horas en las carreteras tampoco debe haber sido un pasaporte a un spa y bueno... tal vez sólo quienes se treparon a las pirámides del país pudieron sentir la carga del equinoccio y las vibras de Benito Juárez en la algarabía de su cumpleaños número 202...
Aunque no he querido profundizar en los encabezados, sé perfecto que el PRD no se la está pasando tan bien... otros que traen la fuerza de Saturno quien, según la mitología fue un dios que devoró a sus propios hijos. Y si creíamos que los ricos no lloraban, al pobre Paul McCartney le caen granizos, no lloviznas. Ni la destacada diputada de Veracruz (triste el caso de Radiotelevisión de Veracruz que tuvo su momento de gloria nacional junto al nombre nada emocionante de la actriz y conductora otrora legisladora) se salva de ver sus contoneos tuberiles en el youtube.com. ¡Ni mi Cristian Castro escapa de tal explosión planetaria!
Las pilas no andan tan cargadas, las ardillas mentales están en huelga y uno tiene que sufrir las consecuencias. Lo único agradable de este choque cuántico tan extravagante y agitado es que tras la Semana Santa, que en el sentido más religioso (y universal) representa la oportunidad de entrar en contacto con un renacimiento, con un claro sentimiento de paz, podemos experimentar un chispazo de gratitud ante la deidad o aquella fuerza natural que el lector prefiera, por permitirnos despertar con vida día con día, con nuestras extremidades, con nuestro cerebro, con nuestra alma, nuestra inteligencia y nuestra voluntad bien puestas como para enfrentarnos con entusiasmo a la transición de Jupiter y dejarlo, de una elegante manera, que siga girando alegremente por cuantas casas astrales le dé su real y regalada la gana.
jueves, 6 de marzo de 2008
Ciclos...
El 6 de marzo de 1990 mi mamá, mi abuelita, mi hermana y yo aún vivíamos en la ciudad de Oaxaca. Mi papá había salido de la casa en noviembre del 89, pues el inminente cambio a Xalapa apresuró su llegada a estos lares. Pero nuestra partida se atrasó hasta que un buen día mi hermana y yo recibimos la noticia de que el 7 de marzo era nuestro último día en el lugar donde pasamos 9 años de nuestra vida, y éste sería, por consiguiente, el inicio de un nuevo ciclo.
Así, el 6 de marzo de 1990 fui por última vez a mi salón de clases de 5o. de primaria con la maestra Juanita; en aquella ocasión entré al salón vestida de civil pues únicamente fui acompañando a mi mamá quien fue a recoger nuestros papeles importantes. Mientras ella arreglaba el asunto, yo corrí a saludar a mis amigos, vi y comprendí (con toda la comprensión que puede tener alguien de 10 años de edad) que mi banca vacía estaría ahí y se veía triste, muy triste, pero que alguien, en algún momento del año, del mes o incluso de la semana, la ocuparía y la vida seguiría su curso. Minutos antes de partir llevaron una grabadora, la maestra me sentó en el escritorio y entonces comenzó a sonar un cassete con las voces de todos dándo mensajes de cariño y despedida... Lloré un poco, sentí una infinita nostalgia y salí de ahí para nunca volver.

18 años después el 7 de marzo sigue pareciéndome como aquella subida al avión para no volver. Los cambios laborales son buenos, importantes, necesarios, y el 7 de marzo, mañana, será mi último día en el área de trabajo donde estuve 5 años de mi vida. Por lo mismo estas siguen pareciendo épocas de despedida, aunque hace años aparecieron de manera involuntaria y hoy son con más convicción que nunca.
La metáfora de la tierrita que hay que remover para que la planta siga creciendo fuerte y sana me parece más oportuna que nunca. Cuando uno se estanca no queda de otra que buscar nuevas fuentes de inspiración y salir, aunque, cierto es, los riesgos que se corren son infinitos. Los ciclos se cierran, las perspectivas se elevan, las puertas se abren y la gente que uno conoce en el trayecto se quedan en el alma, en el cajón que almacena la memoria laboral. Por ello, no queda más que agradecer las oportunidades, la confianza, los enojos, las viviencias... La banca que queda en el escritorio no se verá vacía, porque unos nos vamos y otros llegan.
Hace 18 años se cerró uno de los más importantes ciclos de mi vida. Mañana se cierra otro. Los plazos se cumplen y las fechas, curiosamente, continúan significando algo más que una casualidad.
miércoles, 27 de febrero de 2008
Pláticas con mi abuelito
yucan Hidalgo, sus padres eran primos hermanos, y de entre todos los hijos sólo él al final de cuentas se hizo cargo de la tienda familiar en el pueblo y de sus progenitores. Se casó con doña Albertina y crearon el equilibrio perfecto entre el mal carácter de ella y el buen humor de él. Era dicharachero y su oficio no se limitó a tan sólo despachar una tienda. Fue un hombre muy culto, leía muchísimo, era completamente miope, sabía hacer desde velas hasta ataúdes, conocía perfectamente el fino arte del albur y tenía un grupo de amigos con el cuál se reunían para tocar guitarra, tomar cerveza, comer a reventar y por supuesto, para alburearse unos a otros. Tuvo una sonrisa maravillosa y adoraba comer paletas heladas.
Sé todo eso de él por varios motivos: es lo que la familia cuenta, es lo que veo en todas esas fotos que atesoré secretamente por años y por el simple hecho de ver a mi papá. Dicen los que saben que es su vivo retrato, física y emocionalmente. Sin embargo mi abuelito, quien no gozó precisamente de una gran salud, murió muchos años antes de que yo naciera; nunca escuché su risa, nunca oí su voz, nunca le di un abrazo fuerte y apretado. Así las cosas, nunca lo he podido considerar como una pérdida en mi vida, es más bien una ausencia, una que ha estado ahí por 28 años, 34 en realidad.
odrían interesarle a alguien como él, que conoció los radios trasatlánticos más no el internet, que tal vez nunca imaginó los avances de la ciencia, ni lo lindas que han quedado las carreteras para llegar al pueblo. Me puse a pensar en todas esas anécdotas familiares que tal vez sólo contempló de lejos porque nadie se las supo contar, pensé en decirle que a meses de su muerte mi abuelita Albertina me platicó de su noviazgo, que mi mamá aún lo sigue recordando por esa bromita de la alberca, que mi tía Chelo me ha contado sobre su faceta como padre amoroso y que mi padre jamás ha dejado de sentirse orgulloso de él. Le quise contar de mis perros, de mis hermanas, de lo que soy gracias al ejemplo que inculcó en los suyos. Hasta quise contarle que el Fidel Castro que él conoció apenas ahora está dejando el poder. No sé si esas cosas pudieran interesarle tanto, pero creo que son importantes. Pero después pensé que era mejor mirar al cielo y esperar su caricia, su señal, esa que me indicara que aunque jamás nos conocimos en persona ambos entendemos la conexión que existe entre nosotros y que tal vez pudimos haber sido muy buenos amigos y excelentes albureros.
Abuelito lindo, tal vez algún día me visites en mis sueños… Ahí te estaré esperando para ponernos a platicar.
miércoles, 13 de febrero de 2008
Policromías
Me hice el hábito de contarle a una libreta en blanco mis acontecimientos del día, que para alguien de escasos 9 años no podrían ser más que "comí pescado y sopa", "hoy mi hermana y yo nos peleamos" o "tuve un examen archi difícil". A los 11 años la escritura en libreta se transformó en cartas nostálgicas en donde le contaba a los amigos que había dejado atrás, junto con la mudanza, las novedades ante los retos que la vida como "la nueva" en la ciudad me imponían; mis logros en la nueva escuela, el nuevo hogar, los nuevos amigos. Poco a poco esas cartas fueron quedándose ahí, en el cajón, con el sobre y el remitente escrito hasta que comprendí que era tiempo de retomar al viejo diario.
En la pubertad las palabras se dirigieron a los amores en turno; para ellos hubo largas y emotivas misivas (algunas incluso intensas para tan corta edad), poemas, canciones, tratados enteros que redactaba en todas las clases que me producían flojera, razonamientos casi filosóficos ante las intrigantes situaciones del "¿por qué no me quieres?", "¿Acaso es justo que la mires a ella?" o "¿no entiendes lo mucho que te quiero'?". Desgarradores asuntos, sin duda, de vida o muerte en aquel momento.
No toda mi escritura ha sido igual. Con el tiempo me releo y comprendo lo mucho que ha cambiado mi redacción, las palabras que utilizo, y redescubro que, incluso, inventé con una amiga un código secreto a base de números pares para enviarnos recaditos en la secundaria y que nadie comprendiera de qué platicábamos.
Por irónico que parezca, ante tal necesidad de expresión jamás sospeché que encontraría en la escritura una manera de ser, de vivir, de realización. Nunca imaginé, aun con mis libretas escolares repletas de letras distintas (mi caligrafía también ha variado terriblemente pero siempre con el distintivo de casi perforar las hojas de tanto que empuño el lápiz), que escribir iba a ser no sólo un escape, sino un lazo, la vía perfecta para sentirme cercana a la gente que amo, pero también para conocer personas que parecen saber más de mi que nadie sólo por el hecho de leerme periódicamente.
En mis días como universitaria lancé una idea al aire y sin pensarlo años después fue una realidad: el trabajar en un periódico haciendo algo que me gustara muchísimo. En octubre del 2003 llegó esa oportunidad y así nacieron las POLICROMÍAS, un espacio tan mio, tan personal, tan especial; la ventana dentro de un diario local donde podría hacer lo mio y por supuesto, hacer currículum aun sin ganar un sólo peso.
Tras más de cuatro años me acostumbre a resumir en 3 mil caracteres una anécdota, una vivencia, una reflexión, una observación o simplemente una curiosidad. Ahora que el ciclo impreso de las Policromías ha terminado me siento extraña escribiendo sin parar, en la bandeja del blog y no en una hoja de Word (y sin el contador de palabras) y, lo confieso, no sé muy bien cómo es escribir en este sitio sin pensar en que esto no aparecerá en el periódico, y que hoy es martes-miércoles y esto generalmente aparecía en jueves.
Las palabras son lo mio, y como estoy acostumbrada expresarme por este medio debo confesar que estoy triste y un tanto bloqueada por la repentina desaparición de mi columna. Sé que internet es una maravilla y se llega a un gran público, pero uno se toma con tal cariño ciertas cosas que, sin duda, haber perdido mi espacio propio me dejó como sin manos, como si me hubieran cortado una parte de mi vida, de mi día, del hábito maravilloso que implicaba sentarme ante el monitor y esperar hasta que los dedos cobraran vida (cual si fueran las zapatillas mágicas del cuento) y que empezaran así su sinfonía de movimientos en el teclado sin freno ni paradero.
Han pasado muchos días para que esa magia regresara. Aun no sé si volvió del todo, pero debo agradecer el cariño de todos ustedes, las muestras de afecto y apoyo, y sobre todo, las cosas tan maravillosas que me ocurrieron como una suerte de despedida al recibir dos regalos increíbles por parte de quienes me leyeron desde el principio y que manifestaron ante quien escribe lo que mis palabras, esas que salen de mi cascarón particular, provocaron en sus vidas. De verdad, créanme, saber que algo que uno escribe toca fibras sensibles en alguien más, ajeno a tu casa, a tus amigos o a tu familia, es simplemente mágico, es algo que uno como lector lo vive, pero siendo la otra parte resulta casi inexplicable entener que los sentimientos son universales, y que hay cosas con las que todos podemos identificarnos. Esa ha sido siempre la intención de Policromías y fue una gran emoción saber que, en algún momento, cumplió su cometido.
Hoy he vuelto a escribir a las 2 de la mañana porque sólo así puedo empezar a hacer esto. Las anécdotas se están acumulando en mi diario-agenda y espero tener ánimo algún día para transmitírselas a todos ustedes. Mientras tanto les agradezco horrores su paciencia, su amistad, su cariño... y no me queda más que seguirle, pues como dijo el sabio Korky... "Life goes on".
miércoles, 6 de febrero de 2008
AVISO
Esperando que esta no sea una despedida, seguiré escribiendo por internet mientras las negociaciones se dan para estar presente en otro medio escrito y, por tanto, más cerca de un nuevo público.
Este ciclo que termina para las Policromías y para quien escribe ha sido una gran experiencia y agradezco muchísimo a todos los asiduos o casuales lectores que han llegado a este blog y han compartido conmigo sus sentimientos, sus vivencias. Esperemos que todo sea positivo y pronto, muy pronto, pueda estar en otro diario, en otra fecha, pero sin perder ni traicionar lo que esta columna ha sido gracias a todos ustedes.
Un abrazo...
jueves, 24 de enero de 2008
Cultura chaterrera
En otra ocasión miraba con cierta atención y la baba a medio resbalar el noticiario matutino del canal Cadenatres, donde su conductor principal Francisco Zea y todo, absolutamente todo su equipo (los de deportes, la del clima, la de espectáculos, el de finanzas) iniciaron una especie de mesa redonda ante la alarmante noticia de que los estadounidenses retiraban de su mercado los famosísimos “Miguelitos”, esos chilitos agridulces que tantas y tantas alegrías le han dado al pueblo mexicano, dizque por sus elevadas dosis de plomo. Semejante indignación movió las fibras del equipo de noticias que en acalorada defensa mostró sus amplios conocimientos en el área del dulce, el chamoy y toda la variada oferta gastronómica al respecto.
Para todos los que nos damos el lujito de pronto de comer un chicharrón con Salsa Valentina, unas palomitas ensalsadas, un Pelón pelo rico… A Erasmo, a Claudine, a todos aquellos de amplio y fino paladar, dedico esta muy chaterrera columna.
jueves, 10 de enero de 2008
2008
