jueves, 27 de agosto de 2015

Fin de la vacación...

Te fuiste y este pequeño espacio que compartimos por dos semanas ha vuelto a ser lo que era, pero quizá un poco más vacío que antes.

El ventilador no estará prendido por las noches, cosa que no extrañaré en lo más mínimo. Volveré a cenar lo mismo de todos los días, a levantarme, hacer mi rutina, a prender el teléfono temprano para esperar amorosamente la primera llamada del día.

El control remoto estará a mi única disposición las 24 horas del día; se acabaron los documentales nocturnos y los asombros diarios sobre los extraterrestres que viven entre nosotros. A partir de hoy vuelven las telenovelas y los programas de cambio de look, de comida y algunos otros reality shows.

Todo vuelve a lo que era.

Y aún así, lo que era se queda sin sentido si no estás aquí.

martes, 11 de agosto de 2015

NanoPyme muy abrazadora

Estoy escuchando música realmente inspiradora, y desafortunadamente las energías no están como para ponerme a trabajar esta noche como era el plan (ya estoy viejecita y de pronto las neuronas no funcionan como antes), pero a falta de ganas de hacer lo que sí debo hacer he preferido escribir porque últimamente este blog anda muy llenito de cosas bonitas y quisiera compartir algunas, nomás por el mero gusto de hacerlo.

Primero, un poco de antecedente:

Yo nunca, nuncamente jamás de los jamaces me consideré una persona workoholic (adicta al trabajo) o demasiado inquieta como para estar metida en mil cosas a la vez. Nada de eso. Mis mejores recuerdos de secundaria, prepa y universidad radican en que fui de lo más pasiva y que tuve la fortuna de ser estudiante de tiempo completo, sin ganas ni necesidad de tomar cursos por la tarde o trabajar en otras cosas... nada de eso. Mis veranos eran increíblemente felices entre los libros que devoraba y mis giras artísticas para saludar a la familia, y eso ocurría mientras, por ejemplo, mi hermana estudiaba una carrera escolarizada y otra en las vacaciones largas. Yo jamás me vi con talento ni aptitudes para atender tantas cosas a la vez, y viví mucho tiempo así hasta que comencé mi vida laboral y algún chip interno que se me fundió fue, lo afirmo con toda seguridad, reemplazado por otro que no era para mi, como en aquel capítulo de los Simpson donde Homero quiere bajar de peso a través de una grabación subliminal pero como ya no había de esas le mandan la de mejorar el vocabulario (ay, amo ese capítulo, el hombre no baja ni un gramo pero habla como representante de la RAE). El caso es que desde 2003 algún hechizo mágico me embrujó y de pronto me han dado ganas de hacer muchas muchísimas cosas, de hecho en mis tiempos libres fue como aprendí a bloguear y a ocupar esta fantástica herramienta hace 10 años. De entonces a la fecha he combinado aquello que en cada etapa me ha apasionado (hacer televisión, trabajar haciendo difusión) con la escritura, las colaboraciones de radio/tele por internet, dar clases (que ya he dicho en este espacio, y no me cansaré de repetir, que definitivamente no es lo mío)... es más, en algunas ocasiones hasta he tenido dos trabajos a la vez, hecho inédito siendo como he sido.

[fin del antecedente]

Pues bien, a mis 36 años de vida me doy cuenta que, en efecto, el hechizo mágico sigue en mí y cada vez hablo mejor castellano que bajar de peso (en serio, este capítulo es la neta, aquí les dejo el clip para quienes no lo han visto). Mis días de pasar horas en la cama mirando al techo regresan de pronto, pero ya nada es como antes. Ahora me descubro muchas veces diciendo "tengo mucho quehacer" y de pronto eso me asusta un poco, porque en teoría estoy en una etapa en la que eso no era parte del plan. Bueno sí. Bueno, ya no sé.



En abril de este año renuncié a mi trabajo porque los planes a futuro me llevaron a tomar esa decisión; hice maletas, regresé a casa de mis papás, y entre las muchas cosas que tenía en mente estaban escribir textos para publicar (y sacarle jugo a la maestría que tantas lágrimas me costó), y también dedicarle mis mañanas, tardes y madrugadas enteras a levantar un proyecto largamente acariciado: mi propia tiendita online. Muchas preguntas surgen respecto a esto porque mi experiencia profesional no está muy ligada con esta actividad, pero tengo ganas y eso es lo que importa.

Desde abril a la fecha he hecho tantas cosas que me asusto. Y me asusto más porque a veces siento que mi capacidad neuronal no es apta para esto y pues, qué pena con la gente que confía en uno y uno sale con sus explicaciones absurdas. Y al final logro terminar las cosas, no sé ni cómo ni por qué pero sucede. Y eso sucede encerradita en mi casa, en piyama, en fachas, en chanclas rosas sin adornos ni chiste alguno que espero pronto puedan subir de categoría y ser reemplazadas por chanclas de Conejitos o de Hello Kitty como todo freelance que se precie de serlo lo amerita, porque hasta en el  calzado de descanso hay clases.

Me encanta cuando vienen mis sobrinas y les digo que están en mi oficina; "¡pero si es tu casa!", me dijo sorprendida Niñita 2 un día. Y me encanta explicarles que mi oficina es mi casa y viceversa. De pronto parecería que no estoy haciendo nada porque por las actividades que solía realizar mucho de mi trabajo siempre era fácilmente monitoreable: cuando trabajaba como asistente/realizadora de tv mis horas laborales resultaban en programas que se podían ver; cuando trabajaba en difusión todo tenía constancia en redes sociales, en fotografías, en blogs. Pero ahora mucho de eso no es tan visible... por el momento.

En estos meses he escrito algunos textos que no han podido ser publicados (eso toma su tiempo, ya lo estoy aprendiendo), trabajo un poco de manera externa (cosa que es monitoreable pero no siempre es muy presumible, jejeje), y el trabajo que se ha llevado el proyecto de mi tiendita es, literalmente, invisible por el momento. Hoy me encontré a una persona muy linda con la que conviví mucho en el pasado y al contarle todo lo que por el momento me ha implicado esto que en mis términos podría considerarse como el proceso de "preproducción", me impresioné. ¡Me di cuenta que en realidad todo el tiempo estoy trabajando! Aprender a ser emprendedora, aprender cómo usar las redes sociales para promover una tienda, aprender de contenidos, aprender a emplear todo correctamente, a darme de alta en el SAT, a cómo tomar las mejores fotos, tutoriales, consumiendo muchos contenidos, elaboración de gráficos, contenidos y más contenidos que puedo ligar con el tema de la tienda y mi propio quehacer profesional... Pfffff. Por supuesto que también es la gana de una de querer hacerlo todo yo solita, por lo que mi amiga me dijo que más que una MiniPyme lo mio suena como una NanoPymeUnipersonal, y me encantó la definición.

Pero días como hoy me tienen así, con mi mente en mi NanoPyme, con trabajos freelance algo pesados, con otros trabajos freelance que tengo que terminar YA, con la fe en mi NanoPyme (¿ven cómo no dejo de pensar en ello), y sobre todo porque por fin este viernes comienzan mis anheladas, acariciadas, esperadas y soñadas vacaciones de verano, con cierto galán que viajará algunos cuantos kilómetros para venir por su doncella, y por la mascota de la doncella, y así disfrutar juntos de un muy merecido descanso. Y al final termino escribiendo en mi blog... ¡bah!

Y como si no fuera suficiente, tengo que alimentar de contenidos mis otros blogs, leer, interactuar en redes, leer, ver televisión (o sea, me tengo que poner al corriente de lo que sucede en mi primera gran pasión de vida)... La verdad es que qué bueno que no tengo hijos, porque a estas alturas ya los hubiera ido a regalar al DIF o alguna causa benéfica, jejeje. Entre mi Tokotina y ese pequeño bebé que es mi NanoPyme estoy lo suficientemente ocupada como para pensar en otra cosa. ¿Y de qué trata mi proyecto/tiendita?

Mi NanoPymeUnipersonalProyectoTiendita es un asunto muy abrazable, segunda gran cosa ilógica porque así como yo nunca fui una persona de muchos quehaceres tampoco soy alguien que ame el contacto físico. En realidad no voy por la vida saludando de beso a la gente ni repartiendo abrazos a la menor provocación, pero quizá mi manera de hacerlo es diferente, y por eso entre muchas otras cosas es que esto fue bautizado como ABRAZOS VERDES.

Mis AbrazosVerdes y sus redes sociales... ¡Síganlas!

Abrazos Verdes es un proyecto que abraza tal cual lo que comenzó siendo La Casa de Poch, es decir, un rinconcito en internet donde poder encontrar productos que fomenten un estilo de vida ecológico y responsable con el medio ambiente, tanto para el consumo de los perritos como ahora también del consumo humano. La verdad me emociona porque más que una venta, esto lo estoy haciendo con mucho amor y con muchas ganas de transmitir lo que en muchos aspectos es un estilo de vida para mi, sin poses ni modas. Desde hace muchos años yo reciclo mis botellas, separo el cartón, reuso el vidrio, levanto las popós de mi Toko en la calle, uso bicarbonato y vinagre para algunas cosas de limpieza, tomo agua en mis botellitas, compro papel biodegradable (servilletas, rollos, etc) o reciclado (para imprimir), etc. Y en realidad eso es lo que quiero transmitir a partir de productos que he encontrado que me han sido súper útiles para contribuir con esto de reducir mi huella ecológica y que, además, lo hacen bonito y atractivo. Mis Abrazos Verdes buscarán tener cosas bonitas para la gente que quiera transmitir amor por el planeta pero, sobre todo, amor por nosotros mismos, porque (sin ningún afán de predicar), creo que el hacer este tipo de conciencia si bien debe de ser una acción hecha pensando en nuestro entorno y quienes viven en él, creo que principalmente nos beneficia a cada uno de nosotros de manera individual y partiendo de esa base es que nos beneficia a nivel colectivo.



Así que de eso tratan mis días. Mis Abrazos están esperando pacientemente para que los pueda sacar a la luz y así brindárselos a todos y cada uno de ustedes para que a sus vez los repartan con sus propios seres queridos, y mientras tanto sigo haciendo cosas aquí y allá. Haciendo como que hago, pues.

Y mientras todo eso ocurre les agradeceré chorros que colaboren con un like, con un me gusta, con un retuit, un comentario o una interacción en las redes sociales tanto de mis Abrazos (FB, Twitter, Instagram, Pinterest) como de mi Casita de Poch, y si les gusta lo que estoy por emprender, lo compartan. Creo en la onda colaborativa que se expande últimamente, y estoy segura que la unión de muchas voluntades logra cosas bien bonitas.



Así las cosas, esta NanoPymeUnipersonal se va a dormir porque mañana tengo mucho quehacer (¡les digo!) y mis ojitos ya no van ni para allá ni para acá.

Los abrazo cibernéticamente y en colores verdes, curiosamente, el tono del chakra del amor.

viernes, 7 de agosto de 2015

MFT 2

Mis sobrinas. Las amo por hacerme reír, y sobre todo por considerarme alguien importante en sus vidas... y cuando se portan bien, ¡vaya que me divierto con ellas!

Son tres pero aquí aparece más una, en representación de las hermanas.


sábado, 1 de agosto de 2015

MFT 1

Pues comenzaré con esta lista, sin una numeración en particular. Son las cosas que estos días he ido pensando y que, tan sólo de pensarlas, me han inspirado. MFT será el nombre corto de

MY FAVORITE THINGS:

HelloKitty. En todas sus presentaciones soy harto fan de este dibujito que a su vez se traduce en objetos múltiples. Desde que era niña mi mamá me ponía ropa con la Kitty, o quizá por regalo llegué a tener bolsas, salvavidas y algunas otras chácharas. Debo reconocer que las cosas que hoy tengo son en su mayoría, obsequiados, ya que este es un vicio que la gente sigue fomentándome, ¡y lo agradezco muchísimo!



Post its. Simplemente considero que han sido uno de los mejores inventos del hombre en esta Tierra. Los amo en cualquiera de sus formas, tamaños y colores; me han sido de tanta utilidad para lecturas, recordatorios, orden, notas... ¡LOS AMO!

Ver la luna y las estrellas desde la azotea de casa de mis papás. Justo ayer lo hice después de tantos años, salí a media noche a ver la famosa Luna Azul.

Hallazgos. Quizá por ser hija de un Auditor, quizá por mi gusanito de investigadora (y no privada)... el caso es que cuando logro dar con algún hallazgo que parecía nunca iba a descubrir, o simplemente cuando llego a tener un conocimiento nuevo me emociono al límite, y a veces hasta bailo y toda la cosa.



Brincar. Desde niña me gusta mucho brincar. Mi mamá no me dejaba hacerlo en la cama (por supuesto que lo hacía de contrabando), pero me sucede sobre todo cuando estoy contenta. A veces brinco la cuerda, a veces brinco nomás por estirarme, a veces nomás nada. Pero de que me gusta, me encanta.

Ver imágenes bonitas. Antes no sé cómo saciaba este gusto, pero gracias a las redes sociales puedo pasar horas felices y muy dichosas viendo imágenes lindas en Instagram, Pinterest o Tumbrl. Sí, curiosiar en la vida de los demás puede ser muy divertido, pero últimamente me ha dado más placer encontrar a gente que, como yo, prefiere encontrar en los dibujos felices un escape, una oportunidad  para viajar a otras realidades.



Netflix. Una vez me preguntaron que si yo podría vivir sin televisión y contesté que no, que nunca. Me dijeron entonces que si el internet no suplía esa carencia y dije que no, que para mí la tele es la tele y nada ni nadie sería capaz de suplantarlo. Sin embargo el día de hoy puedo decir que sin Netflix mi vida sería espantosa y miserable. Puedo pasar maratones completos embobada, enviciada, o simplemente puedo hacer trama con alguna serie de la que no estoy muy segura y ver los dos primeros y luego los dos últimos. No me culpen, a veces hago eso también con los libros, y bueno, al menos para que cuando me pregunten sepa yo algo al respecto, jejeje.



Soñar. Todas, TODAS las noches sueño. No hubo mejor cosa en la película de Intensamente que retratar al apartado de los sueños como una productora de cine. Juro por Dios que me mira que los guionistas que habitan en mi mente son la cosa más trabajadora del mundo, y lo cierto es que tengo el hábito de que cada mañana al despertar pienso en lo que soñé para que no se me olvide. No lo anoto, pero debo confesar que todavía recuerdo sueños que tuve de niña.