jueves, 10 de diciembre de 2015

De cómo "Clarissa lo explica todo" cambió mi vida

Esto podría ser tranquilamente un post publicado en el sitio de la Ratona de TV, ya que el título hace referencia a cierto programa de televisión de los años noventa muy famoso y muy apreciado por quienes tuvimos la fortuna de verlo y que hoy añoramos tanto, que por eso anda rolando en las redes sociales un video titulado "Melissa lo explica todo", donde la actriz Melissa Joan Hart platica muy en el tono del personaje cómo fue la década de los 90 en cuanto a música, moda y tecnología. Como resumen para aquellos que no tienen mucha idea de qué les hablo, Clarissa lo explica todo fue un programa del canal Nickelodeon pensado para un público infantil-juvenil en el que la protagonista platicaba frente a la cámara su día a día como una pre-adolescente y tooooooooodo el mundo de cosas que le ocurrían al respecto.


Lo increíble al caso es que hoy en día el programa de Clarissa... tiene un significado muy particular para mi y cambió mi vida un 18 de marzo del año 2014, cuando por pura y mera ociosidad subí a mis redes sociales de Ratona de tv una foto con la leyenda "¿A qué serie pertenece esa foto? #trivia #televisión". Entre las personas que contestaron estuvo uno de los mejores amigos de una de mis mejores amigas que vio la publicación y decidió responder. Y ese detalle, señoras y señores, me hizo conocer a la persona a la que más amo en este momento de mi vida.



Después de ese comentario el personaje en cuestión y yo tuvimos un divertido intercambio de tweets sobre cosas de televisión y películas varias, hasta que la hermana de la amiga del amigo que nos sigue a los dos en esa red social de plano nos pidió que armáramos nuestro grupo de chat o algo porque aquello ya era mucho. Así fue como mi amiga abrió su propio grupo de chat con nosotros incluidos, del que paulatinamente se fue saliendo hasta que terminamos nada más nosotros dos platicando por horas enteras. ¿Pero cómo platicando por chat? ¿Qué no era mejor conocerse y ya? ¡Jaaaaa! Eso hubiera sido lo más lógico a no ser porque el personaje en cuestión vive (todavía) a muuuuuchos kilómetros lejos de mi casa. De Xalapa a Villahermosa hay todo un mundo de distancia.

Sin embargo los astros se alinearon (y la curiosidad fue tanta) para que esas vacaciones de Semana Santa, que llegaron a menos de un mes de haber comenzado a platicar, él decidiera venir a disfrutar sus días en esta bonita y tropical capital veracruzana y bueno, de pasito a conocer a la persona detrás de la pantalla de chat. A mi realmente lo que me daba curiosidad era saber cómo podía sostener una conversación de todo el día con alguien sin que terminara harta, loca o chocada, porque eso se me da con una facilidad impresionante. Algo tendría de especial el muchachito que en un mes de tanta charla no había querido ni bloquearlo ni mandarlo al diablo.

Y bueno, vino, pasamos 4 días de momentos muy divertidos y otros francamente muy bochornosos (¿no les ha pasado que cuando quieren quedar bien con alguien se suben al coche, se dan cuenta que dejaron prendidas las luces, se jode su batería y terminan haciendo el oso de la vida?... a mi sí, snif), y lo que resultó de esa visita fueron más llamadas, más visitas y el inicio de una relación que me ha llenado el corazón de felicidad, de emoción, de alegría y de esperanza.

Antes de mis 35 años, debo confesar, me sentía con un vacío muy grande por las experiencias que tuve en el pasado pero sobre todo porque una, ingenuamente, traza su vida de acuerdo a planes que en teoría deben cumplirse al pie de la letra respecto a la edad para casarse, para tener hijos, para vivir una vida plena y feliz. Y antes de mis 35 supe de muchas amigas y conocidas que ya se habían casado, habían tenido hijos y algunas hasta se estaban divorciando, todo un cúmulo de experiencias que llegaron a una edad prudente para ello; ¿y yo? Yo sólo cargaba mi velíz de anécdotas y sentimientos medio marchitados, pero nada más... y temí que así iba a ser para siempre. Entonces un muchachito dos años mayor que yo que también tenía su velíz de anécdotas pero con una actitud mucho más alegre ante la vida, llegó para demostrarme que todo puede cambiar en un segundo, que uno hace cosas tan mecánicas como subir una insignificante trivia en una red social y ¡zas!, todo puede ser diferente así de rápido. Llegó entonces a enseñarme lo que es vivir el amor al día, con planes inmediatos que cambian a la menor provocación (ninguna de nuestras vacaciones hasta la fecha ha salido como lo planeamos), pero con la emoción de estar juntos, pese a todo y contra todo, hasta de la kilométrica distancia.

Antes de conocerlo mi vida era todo un plan riguroso y tan estricto que si no se cumplía (como ocurrió) el sentimiento de frustración era mayor a cualquier cosa. Después de estar con él durante más de un año y medio, he aprendido que los planes pueden ser en determinados asuntos donde es importante la constancia y la idea de a dónde se quiere llegar, pero sin estar atado a una idea o un procedimiento específico. Se puede tener un plan de vida en pareja, pero sin que esto implique una férrea visión del color de tus muebles o del viaje perfecto. Se puede y se vale soñar, pero estar con Alejandro me ha enseñado que la realidad puede ser mucho más hermosa que un montón de sueños juntos.



El próximo año será importante para nosotros y me fascina la idea de que nuestro plan de vida en este momento se centre en un proyecto en común y no en una fiesta o ceremonia... esa ni incluida está, jejeje. Me encanta que mis pláticas con él al respecto sean sobre ideas, trabajo, estudios y esfuerzos para algo que nos trae locos de ilusión y no sobre "cuántos invitados serán", "pastel o postre", o cosas de esas. Y no, no tengo absolutamente nada en contra de las bodas, pero la verdad es que jamás han estado en mi lista de cosas favoritas y me parece que construir una pareja es mucho más importante que gastar mis energías en organizar una increíble fiesta. Si algún día vivo una ceremonia así, seguramente es porque antes ya tengo algo mucho más sólido como base, y en esas estamos.

Escribo sobre Clarissa y obviamente escribo sobre Alejandro porque las cosas bonitas también se comparten (aunque yo sea medio celosa al respecto), y porque ya me regañó porque dice que nuuuuunca aparece en mis Policromías. Pochaca ya lo explicó todo. Hecho está.