martes, 3 de marzo de 2015

Calladita me veo más bonita (o la cercanía del Día Internacional de la Mujer)

Hasta que terminé de redactar el título de este post caí a la cuenta que sonó igual de largo y pretencioso que el subnombre de la tan cacareada película Birdman, del tan cacareado Alejandro G. Iñárritu (todos caemos en la tentación del nombre artístico, y lo curioso es que en estos dos ejemplos, el de "el Negro" o el de Luis G. Basurto, se trata de reducir a una letra el apellido con G... Yo por eso me auto nombro Raquel G. Viguri, por aquello de que algún día tenga mis momentos de gloria y necesite remarcar cierta originalidad en mí). Bueno, pero mi punto no era hablar de lo práctico que resulta o no ir con un alias por la vida, aunque de alguna forma hablar del tan cacareado personaje me es de utilidad para explicar mi punto.

Desde hace 10 años he sido testigo, como muchos, del surgimiento y auge de las redes sociales en Internet. Yo misma comencé con este espacio policrómico y con mi página-blog de Ratona de tv en el año 2005 y en aquel entonces como ahora, al enfrentarme a la página en blanco me asaltan las dudas acerca de cómo emplear de manera correcta el espacio (ciberespacio), ese cachito de Red que siento como mío y que seguramente llegará a dos o tres personas, o a más, uno nunca sabe. Me pregunté y me pregunto muchas veces si lo que tengo que decir es importante para quien por azares de la casualidad llega a estos sitios, y me preocupa que el tiempo invertido en ellos no lo consideren un desperdicio al final del cursor. Por eso de pronto decido no ponerle mucha seriedad a las cosas que digo, o bien, si es necesario, pretendo hablar de cosas serias pero envueltas moñitos y papeles de Hello Kitty, nomás porque a veces crear polémicas me produce una infinita pereza. El asunto es que, desde hace 10 años, he intentado (no siempre con éxito) ser hasta cierto punto responsable de las interesantísimas reflexiones que hago tanto en el blog como en Facebook o Tuiter (y por eso cada vez lo hago menos). Me veo en el espejo de todas las cientos y miles de opiniones que día a día se vierten en los ciberespacios particulares de los demás, y pues como que siento que una más está de sobra, o de hueva, o simplemente creo que como muchas veces no comulgo con la mayoría del pensamiento colectivo pues prefiero guardarla en mi bolsita imaginaria de "cosas que sólo comparto con la gente a la que más confianza le tenga". Pero como podemos ver hoy no es el caso, o mejor dicho, creo que la bolsita se llenó y hay que vaciarla a como dé lugar.