jueves, 19 de mayo de 2005

La venganza del cumpleaños

Los sentimientos se confunden en esta semana. Se cruzan dos esperados eventos casi en el mismo día, uno excesivamente particular y otro exageradamente popular ante los cuáles mi propia esencia vibra de emoción.

Mi cumpleaños número 26 ha sido un acontecimiento largamente anhelado. En sí, la celebración anual de mi llegada al mundo es algo que acostumbro anunciar con pancartas, bombo y platillo y este año en particular me urgía dejar atrás las 25 primaveras que justo el día de ayer murieron tras una franca agonía. Debo recordar, sobre todo para aquellos incautos y noveles lectores de esta H. columna, que Kittotta es una coleccionista de ideas baratas y absurdas y presume en su basto catálogo la inminente aberración por toda cifra impar que tenga alguna relación en su vida, tal vez por la extraña fijación de que vivir años con terminación par le da una especie de equilibrio espiritual que espera no culminen en tragedia cuando llegue a la década de los 30. En fin... A diferencia de las tradicionales y glamorosas ceremonias que solían acompañar la cuenta regresiva pre-aniversario, este año he dicho simple y llanamente adiós a 365 que tuvieron algunos esporádicos buenos momentos (no muchos) ya que, insistiré hasta el cansancio, el mal karma de lo impar hace que me sienta como cojeando con un sólo pie.

Equilibrio... Según lo narran las leyendas un día llegaría a la Galaxia un individuo, “el Elegido”, cuya misión en la vida consistiría en darle a la Fuerza el equilibrio faltante para que bien y mal quedaran en el mismo nivel de la balanza. Han pasado muchos muchos años y muchas muchas lejanas galaxias de espera para que propios y extraños conozcan la historia del héroe bueno que cae, irremediablemente, seducido hacia el lado Oscuro de la Fuerza.

Si de algo puedo estar cierta es que soy una especie de experta en esto de los villanos y la maldad, y el hecho de que mi cumpleaños y el nacimiento de Darth Vader surjan con tan solo unas horas de diferencia es más que una coincidencia: es una señal. El hecho de que ambos episodios representen, en lo general y en lo particular el elemento de equidad faltante en sus contextos es digno de estudios y análisis en los campos de filosofía y los astros. El hecho de que mi vida haya estado ligada desde siempre con esta historia de ciencia ficción es real y no sólo producto de un hermoso noviazgo con un apasionado fan de la capa negra y la tétrica respiración de semejante villanazo.

Así pues, auguro desde hoy, mis 26 años prometen ser más de lo que espero por varias razones: a) Es un año par; b) Un villano nace a pocas horas de mi aniversario; c) Juan Pablo II, respetable figura de paz y bondad, cumpliría años un día como hoy... sin embargo, y ya que no está con nosotros puedo decir que el hecho de haber reemplazado un símbolo de amor por un perturbado y confundido reflejo del mal es la más clara señal de que por fin mis deseos de emular ejemplares villanas melodramáticas (esas a quienes fascinada he dedicado columnas completas) podrán hacerse realidad.

El equilibrio llega a mí gracias a mis dulces 26 y la mente de un antropólogo visionario y millonario... ¡¡¡La venganza de mi cumpleaños ha llegado al fin!!! No dejen de visitar http://pochacasworld.blogspot.com.

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