jueves, 6 de abril de 2006

Springfield vs. Burns

Recuerdo aquel capítulo de los Simpson donde el señor Burns, ebrio de poder, decide crear un aparato para tapar el sol y así dejar al pueblo de Springfield viviendo eternamente en la penumbra, lo cuál obligaría a consumir energía (generada en su enorme planta nuclear) a toda hora. El pueblo enloquecido pide el regreso de la luz solar, pues no están dispuestos a ensanchar los bolsillos del ya de por si millonario Burns. Esta escena se recicla en mi memoria cada seis meses por razones altamente similares.

Mi padre trabajó de 18 años la CFE y desde siempre me habló de las ventajas energéticas conseguidas con un horario apegado a la salida del sol, medida actual que sospecho nunca fue bien explicada. Quiero creer que este vacío de conocimiento hace que la gente se muestre iracunda y agraviada cada semestre; la verdad quiero creer que es eso y no que la nuestra es una cultura de inconformes, de lo inmediato

A veces pienso que hemos dejado toda nuestra vida en manos de la tecnología, y por eso depender de un reloj que cambia dos veces al año acalambra a más de diez. Desconocemos por completo el poder de la mente, que si la programamos para algo actúa de maravilla (hagan la prueba). Es como si los mexicanos que emigran a los Estados Unidos se quejaran amargamente del cambio de centímetros a millas y de kilos a libras. Ojala tuviéramos todavía la buena costumbre del reloj de sol, tal vez así comprenderíamos más este cambio que sólo porque pudo haber sido mal explicado desde el principio, dejó a la gente creyendo que el ahorro de la energía se reflejará en la inmediatez de su recibo.

Trato de entender que como el gobierno roba a tajo y destajo, la gente se siente ofendida cuando medidas impuestas por ese gobierno ratero y malhechor "imponen" un cambio en la vida cotidiana. Tal vez esta revolución veraniega responde a esta desilusión por la autoridad. Ese viejo deporte de echarle la culpa de todo a un gobierno paternalista que para estas cosas sí le pide opinión al pueblo (iracundo) y no para lo trascendente como las reformas a la Ley de Radio y Televisión. Esto es lo que me resulta sumamente contradictorio: que los apasionados reclamos se avalanchen en contra de algo así, y no contra asuntos verdaderamente importantes y urgidos de conciencia como la ecología, la falta de agua, la tala inmoderada en pos de la modernidad de grandes centros comerciales o industrias meganovedosas... "A no, eso nos beneficia... el horario de verano no". Cuestión de criterios.

En este espacio expongo únicamente mi punto de vista basado en mi (escaso) sentido común, mi efectivísimo reloj interno, y el excelente ensayo que Martín Pereyra, "Pereque", presenta desde su blog personal "La Corte de los Milagros" (
http://cortedelosmilagros.blogspot.com). Léanlo, es un muy acertado planteamiento sobre los mitos y realidades de este fenómeno que sigue moviendo masas, aquellas inconformes que no comprenden el sentido de la disciplina y del bien común a largo plazo.

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