jueves, 4 de marzo de 2004

Entrevista con Anne Rice

Todos tenemos en nuestra vida, desde pequeños, héroes a los cuáles admiramos, ídolos a los cuales seguimos fielmente en cualquiera que sea su empresa: ya sea en el deporte, en el cine, en los cómics, en la literatura. Ficticios o reales, los seres dignos de nuestra adoración siempre tienen un lugar muy especial en nuestro corazón, es por ello que generalmente uno sueña con llegar a conocerlos (aunque sea de lejesitos) o, en el mejor de los casos, a ser como ellos.

En mis años de pubertad apareció en las marquesinas de los cines el nombre de una película que llegué a ver, en esa época, unas 4 o 5 veces. “Entrevista con el vampiro” me atrajo de inicio por el reparto (claro, con Brad Pitt y Tom Cruise ¿quién no se siente atraída?), sin embargo la trama y todo aquel rollo de los inmortales que tan de moda se había puesto un poco antes con la exhibición de “Drácula”, me dejaron con una curiosidad que de momento, solo se vio despejada gracias a que un amigo me platicó sobre la existencia de las Crónicas Vampíricas, libros sobre los cuales se basaba la película.

Años después logré tener en mis manos “Lestat, el Vampiro”, continuación de aquella primera parte que suponía la cinta. Diabólicamente, devoré ese libro en muy pocos días y no tuve más que seguir buscando frenéticamente las continuaciones, que en total son 5. Si, definitivamente la trama me había impactado, pero no tanto como la mente de la cuál provenían aquellos relatos. Ella es Anne Rice, a quien algunos llaman “la heredera de Stephen King”, uno de los mas respetados escritores de literatura de suspenso contemporáneos. Cuando supe más de la señora Rice gracias a sus biografías en internet, supe que algún día sería como sería, o mínimo, que la tendría que ver en vivo y a todo color.

Y justamente un mes de noviembre, pero de hace 3 años, mientras caminaba por las calles de un país extraño en el que cumplía con un exilio voluntario, vi, a las afueras de una librería, un letrero donde convocaban a todos los fans de Anne Rice a la firma de autógrafos que daría con motivo del lanzamiento de “Merrick”, en aquel entonces su más reciente publicación. Inmediatamente entré a buscar informes y a comprar dicho libro, aunque en realidad preferí comprar una versión arrinconada de “Entrevista con el Vampiro”, con la ventaja de que era el único libro de entre todos en estar traducido al español.

Y ahí estaba yo, una fría tarde de noviembre, formada en medio de una multitud que parecía un carnaval gótico: mujeres vestidas de negro y larga cabellera, hombres con gabardinas y crucifijos colgados, corsés y terciopelos… y no sólo me encontré fuera de lugar por mi apariencia. Después de hacer horas y horas de fila interminable, una mujer que pasaba preguntando los nombres para escribirlos en un papelito, en un inglés rápido e incomprensible me corrió de mi lugar pues el libro que traía no era el indicado. Sin nada que objetarle y con la mirada de derrota, salí de la fila y me colé entre la multitud a admirar a esa diminuta mujer (pero con una gran mente), amiga de Madonna y fan de la oscuridad, y vi en ella, en sus fans y en sus ojos, aquello que yo alguna vez he querido ser y que tal vez algún día seré… una gran escritora.

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