jueves, 20 de septiembre de 2007

México, ¿Creo en ti?

Corrían mis años de estancia en la escuela secundaria. Con motivo de las fiestas patrias, el homenaje de septiembre contó en su programa con la participación de una principiante declamadora que, una vez anunciado su turno, tomó posesión del micrófono y con arrebatada pasión (y bastante melodrama) deleitó al respetable con su propia versión de “Suave patria”, de Ramón López Velarde. Sólo quienes vivimos para contarlo podemos dar fe de la risa contenida que semejante ímpetu provocó en los imberbes eufóricos, quedando ésta como una anécdota del todo jocosa.

Recordar el entusiasmo de aquella poetiza me tocó muy hondo en estas fechas tan patrióticas, en este mes que conjunta varios acontecimientos de suma importancia para la historia mexicana, donde a todos nos brota el amor a nuestra tierra, donde todos nos sentimos más paisanos que nunca. Escuchamos a los Fernández y a Aída Cuevas, y en todos los rincones el sonar de una campana acompaña los gritos sonoros de “¡Vivas!”. Algunos festejan de las formas más originales, y otros volteamos los ojos a poetas que como López Velarde describen su sentimiento con amor, con orgullo, con pasión, sea como “Suave Patria” o como la afirmación de Ricardo López Méndez: “México, creo en ti”. Tristemente la realidad de nuestro país opaca las emociones de estos poemas. Al leerlo y releerlo me asaltó una penosa duda… México, ¿creo en ti?

¿Creo en ti, si las personas que rigen tu destino son políticos tan ocupados en pensar en sí mismos que pasan inadvertido el bienestar de tu gente?; ¿Creo en ti, en ese falso sentimiento patriótico que se evapora poco después de las borracheras; en esa apatía que tiene la gente cuando te contamina, te desgasta y mancha de petróleo tus aguas?; México, ¿Creo en ti, en las desigualdades sociales, en la apagada voz de la gente honesta, en el grito ahogado de la ética y tu Carta Magna; en sujetos que creen que dar dinero es la forma de obtener votos y en ciudadanos que piensan que es mejor dinero que trabajo?; México, ¿Creo en ti, en la ceguera y dejadez de tu gente, en la censura, en la ineptitud de quienes fomentan la ignorancia, la pereza, la corrupción, la porquería social?; México, ¿creo en ti, en tu futuro, en esos niños que son educados creyendo que el que no tranza no avanza?; México, ¿Creo en ti, en la idea de que tu pasado es mucho más fuerte que tu presente, en tus maravillas que se bañan de tragedias y que siguen en pie, como testigos de los siglos?; México, ¿creo en ti, en todos tus orgullosos hijos que han tenido que buscar el pan en otros países porque en tus tierras, México, la siembra no crece pero el hambre sí?; México… ¿debo dejarme llevar por el negro que te empaña cuando desbordas colores por todas partes?

Una de las estrofas del poema me da la clave…

México creo en ti, porque escribes tu nombre con la X,
que algo tiene de cruz y de calvario,
porque el águila brava de tu escudo,
se divierte jugando a los volados,
con la vida y a veces con la muerte.

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