jueves, 17 de noviembre de 2005

Relaciones peligrosas

Hace poco conocí un relato de la mitología griega que narra la historia de la bella Perséfone. Ella era una muchacha feliz que un lindo día, mientras iba de flor en flor cerca del lago Sicilia, fue observaba por Hades, dios de los infiernos, que de sólo verla se enamoro locamente cual alborotado puberto. Así, obnubilado, tomola y raptola con la única intensión de convertirla en la dueña y señora de sus ardientes territorios. Por supuesto ella, damisela en desgracia, gritó, lloró y pataleó hasta que Ceres, su madre, diosa del campo y la agricultura, se dio cuenta del rapto de su hija y al buscarla hasta el cansancio sin éxito alguno, maldijo a la tierra condenándola a la desgracia y la infertilidad. Sin embargo un día se enteró del hurto de Hades y presurosa, solicitó la ayuda del dios Zeus, quien en un afán de mantener la diplomacia, ideó un acuerdo en el que ambas partes estarían felices: durante seis meses Perséfone viviría con su madre Ceres, mientras que los otros seis meses viviría con su esposo Hades en las penumbras del inframundo. Con esto se explicaba la idea de la primavera (es decir, la diosa enviaba a los mortales campos fértiles y buenas cosechas) y del invierno (cuando Ceres estaba triste por la ausencia de su pequeña).

Este episodio me remite al escabroso terreno de las relaciones entre padres e hijos políticos, pues aquí importó más el jaloneo entre la suegra y el yerno que la opinión de la propia Perséfone. Sí, esto de la familia "postiza" es sin duda alguna un tema muy, muy escalofriante...
Aunque suene difícil de creer la relación del amor de mis amores con sus cuasisuegros dista mucho de las leyendas urbanas que remiten a la suegra metiche con sartén en mano y al suegro cascarrabias que a todo le pone peros. No, en esta casa no es así y tampoco lo es a la inversa en mi relación con mis cuasisuegros. Somos unos "hijos postizos" muy consentidos en ambas partes: mi mamá le compra su diaria dotación de palomitas a su yerno y mi suegra me da clases de tejido cada ocho días... por supuesto que tan buenas migas deben ser cultivadas día tras día para no desgraciar la plantita con cualquier metida de pata, y para muestra basta un botón.

Ahí tienen al flamante yerno prestando su auto para llevar a su novia y sus suegros al cine. Primera vez que don Valent aborda el famoso Tiburón. Entonces, mi madre brinca de su asiento al sentir la presencia de un cuerpo que caminaba sin control sobre sus piernas... "¡Maten a la cucaracha!". El amor de mis amores brincó de inmediato y valeroso, mató a la non grata invitada que seguramente se coló del taller automotriz... Días después mi familia postiza me invitó a comer con ellos; la Kittotta, flamante nuera, prestó su coche para llevar a su suegra y cuñada hasta el restaurante. Entonces se bajaron del auto mirándose con horror las prendas oscuras que llevaban puestas forradas de pelos de perro café... ¡ups! olvidé que mis mascotitas son viajeros frecuentes del asiento trasero el cual, por cierto, jamás limpio. Afortunadamente no hubo rupturas graves ante estos bochornosos acontecimientos, pero hoy temo por ser la compañía de mis suegros en el primer partido de la final de basquetbol... sospecho que ahora si conocerán del todo a su joven nuera, poseedora de un bonito lexico de carretonera y de muy malos hábitos a la hora de apreciar un espectáculo de hombres sudorosos y con escasos ropajes corriendo tras un rebotín. ¡La que me espera!

2 comentarios:

Javier Vilaboa - Diario LA REGION dijo...

Hola, como va!!!
Leí suegra por ahí???
Te cuanto que tengo un blog dedicado a ellas!!! ODIO A MI SUEGRA!
Si queres pasar, es entretenido (eso creo). Nos leemos!!!

Komatsu Sandra dijo...

Jajajaja... Pues, qué bueno que se lleven tan bien... ;)