lunes, 30 de diciembre de 2013

Agoniza, 2013

El título puede (y debe) leerse con el tono más despiadado posible, como si fuera diálogo de película de Tarantino o capítulo de Breaking bad: "Agoniza, [maldito, desalmado, insoportable, bitch] 2013". O como diría otro malvado mataperros de la cultura popular "Hasta la vista, baby". No confundan mis ímpetus asesinos, por piedad, pero es que sinceramente este fue un año tan particularmente terrible, que me resulta delicioso saber que tiene las horas contadas, que está por morir, que se apaga tan lentamente… ¡Adiós! ¡Muere ya!

Tampoco quiero ser una malagradecida. Debo reconocer que este año resultó tan duro porque estuvo lleno, plagado, retacado de aprendizajes importantes, de esos que sólo da la vida a base de golpes, lágrimas, dramas, sangre y algunas cuantas contadas alegrías. Este año dejé de ser un poco yo para ser un poco más yo. Este año depuré (así tenía que ser) mi corazón, mis pensamientos, mis creencias, mi casa, mi clóset, mis quehaceres, mis prioridades, mis anhelos, mis apegos. Este año (maldita sea) solté las rocas que traía cargando, que me pesaron, que limitaban mi vuelo y obstruían mi camino. Este año amé más de lo que odié, lloré más de lo que reí, pasé la mayoría de los días encerrada y supe lo que era estar casi una semana sin conocer la regadera. Este año reconocí a mis verdaderos amigos. Este año alcancé mis estrellas. Este año aprendí, más que nunca, a ser quien soy.

Este año consumí más televisión de lo que jamás en mi historia: bajo el pretexto de hacer la tesis, de empaparme de mi tema y de que Netflix amplía cada vez más su catálogo, vi temporadas completas de series, telenovelas enteras en tan solo semanas, caricaturas y películas; pero también lo hice a través del twitter, youtube y demás portales. Leí (forzosamente, amorosamente) tanto sobre telenovelas y televisión que me quedé picada, que deseo saber más, aprender más, conocer más sobre los temas que amo y me apasionan. Y me temo, en todo el año ese fue mi único tema de conversación… (¡aburrido!)

Este año se cierra el paréntesis donde lo único interesante que me sucedía estaba en la computadora. Este año se acaba el autosecuestro que me mantuvo en casa, alejada de todo y de todos. Este año se va con sus aprendizajes y sus cosas y sus crisis y sus impuestos. Este año se va, y lo cierto es que jamás, JAMÁS, volverá.

Agoniza, 2013. Estaré en el cuarto de junto, cuando el recién nacido 2014 de su primer chillido, ese que me indicará que tu, por fin, has muerto… y bueno, gracias por todo. Good bye.