miércoles, 27 de octubre de 2004

Chispas de hilaridad

Siguiendo mi propio consejo de escribir, escribir y escribir lo primero que se venga a la mente, decidí predicar con el ejemplo para todos aquellos que leen esta felicitada columna, y el resultado son estos chispazos que surgieron ante el enfrentamiento con la hoja en blanco…

*El otro día fui a una tienda con el cariño de mis cariños donde, enfrascados en nuestro recorrido obligado en la zona de juguetes, encontramos un osito de peluche chimuelo. Yo me reí como loca de aquel extraño monito y, horas después, un diente se me despostilló dejándome casi como el osito. Ley de Morphy.

*El mencionado diente fue perdido en acción en el momento de realizar una de mis eternas manías: comerme las uñas. La tendencia de llevarme los dedos a la boca empezó desde que recién llegué al mundo (mi archivo fotográfico muestra a una Kittotta bebé con guantecitos de colores para evitar me llevara las manitas hacia curiosa encía). La mala costumbre de morderme y comerme mis uñitas me ha traído numerosos manazos y regaños, mismos que en realidad nunca tuvieron éxito.

*El morderme las uñas es derivado de un mal nervioso que me aqueja, pues soy como un chapulincito que jamás se queda quieto. Ciertas cosas son capaces de alterar mi ya de por sí estado gelatinoso, entre ellas, el tomar café. Un día fui a uno de esos lugares maravillosos donde la comida es rica y ésta bebida caliente puede ingerirse de manera ilimitada. Yo, impactada, tomé una, dos, tres, cuatro, seis y siete tacitas… Qué suerte que estaba en familia, porque al llegar a mi destino me sentía como rehilete en pleno norte tropical. El café y Kittotta son una combinación letal.

*Una de esas actividades por las que siempre he sentido rechazo absoluto es por cocinar. Soy malísima para todo lo que implique entrar al templo del alimento y elaborar algún complicado menester. El cariño de mis cariños sufre amargamente esta negación de habilidad, puesto que hasta un sandiwichito se me quema, y el café, bebida que él consume de manera generosa, es una técnica que definitivamente aun no desarrollo bien al no encontrar el punto medio entre el exceso y el agua de calcetín.

*Me gusta usar calcetines… ¿a ustedes no? Las medias son una de esas prendas absurdas en la vida que solo existen para complicarle a la mujer la vida cotidiana, teniéndose uno que preocupar por si se rompe, por si está chueca, por si queda como look de Gloria Trevi o por si una emergencia natural se ve truncada ante el subir y bajar de esta molesta opresión.

*Hace algunos meses expresé en esta columna mi adquisición de una faja que según la televisión hasta los dientes me blanqueaba de tan maravillosa que era. El saldo, tras varias semanas de constancia y una panza blindada ha sido desastroso… ni una sola talla menos. Las ilusiones de un informercial se esfuman a cada segundo de opresión corporal.

*¡Gracias a todos aquellos que felicitaron a Kittotta!… kittotta@yahoo.com.mx.